Como ya sabéis, nuestra Escuela infantil Mi 1erCole ha quedado totalmente destruida tras las inundaciones en la provincia de Valencia. Catarroja ha sido uno de los pueblos gravemente afectados y nuestros niños han vivido la catástrofe muy de cerca. El panorama es desolador y, aunque los peques no sean capaces de manifestar abiertamente sus emociones, ellos captan todo lo que están viviendo y lo asimilan como pueden. Nosotros, como docentes, y vosotros como padres, no podemos olvidarnos del impacto emocional que todo esto provoca en nuestro niños.
Los niños son particularmente vulnerables a situaciones de crisis debido a su desarrollo emocional y cognitivo. A menudo, pueden sentirse abrumados, confundidos o incluso culpables por lo que ha sucedido. En edades tan tempranas no disponen de herramientas para procesar correctamente lo que, ni siquiera, pueden comprender. Es fundamental que estos pequeños sientan que sus emociones son válidas y comprendidas, lo que les ayudará a procesar lo que han vivido.
La terapia proporciona un espacio seguro donde los niños pueden expresar sus sentimientos sin miedo al juicio. Los enfoques terapéuticos, como el juego terapéutico, la arteterapia y la narración de cuentos, se utilizan comúnmente para ayudar a los niños a entender y gestionar sus emociones. Contar historias que reflejen la realidad que están viviendo permite a los niños conectar con sus propios sentimientos y experiencias, ayudándoles a ver que no están solos en su lucha. Esto también les ofrece modelos a seguir en la forma de enfrentar y superar las dificultades.
El poder de la narración no solo reside en el contenido de la historia, sino en cómo permite a los niños identificarse con los personajes y las situaciones, facilitando así un proceso de empatía y comprensión. Al ver a otros superar desafíos los niños pueden aprender que es posible encontrar esperanza y fortaleza incluso en las circunstancias más difíciles.
Investigaciones han demostrado que la terapia basada en la narración puede ser particularmente efectiva para los niños, ya que les permite explorar su mundo interno y resolver conflictos emocionales a través de personajes y tramas que resuenan con sus propias vidas el apoyo social y la conexión con otros, como lo que se observa en situaciones de crisis, son factores cruciales para la resiliencia infantil, ayudando a los pequeños a desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas y un sentido de comunidad.
Por esta razón, desde Mi 1er Cole, hemos creado un cuento para que los niños más pequeños sean capaces de comprender la situación y canalizarla desde un enfoque positivo. Nuestro cuento: «La gran tormenta y las familias valientes» pone el foco en la solidaridad y en el sentimiento de unión de la familia y el pueblo. La valentía y la cooperación se rescatan como valores positivos, para contrarrestar los efectos de la desgracia y evitar el trauma.
Esperamos que este cuento de esperanza sea de ayuda para nuestros pequeños.
«La Gran Tormenta y las Familias Valientes»
Había una vez un pequeño pueblo llamado Catarroja, donde vivían familias muy felices que amaban su hogar. Un río seco llamado el Barranco del Poyo descansaba siempre junto a las casas, y los niños y niñas lo conocían como un lugar tranquilo.
Pero un día, después de varias noches de lluvia fuerte en las montañas y pueblos más arriba, algo inesperado sucedió: el río comenzó a llenarse de agua como nunca antes. En poco tiempo, el agua corrió por el barranco, inundó las calles y dejó mucho barro y desorden en el pueblo. Los coches flotaron y las casas se quedaron sin luz y agua. La gente no podía creerlo: el agua había llegado muy rápido y había cambiado todo a su paso.
Entre todas esas familias vivían Mateo, su hermana pequeña Luna y sus padres. Cuando Mateo vio el agua y el barro por la ventana, sintió un poquito de miedo. «¿Y si el agua sigue subiendo?», pensó. Pero sus papás, que estaban tranquilos, le abrazaron y le dijeron: «No te preocupes, Mateo. Todos estamos aquí para cuidarnos y ayudarnos. Juntos somos fuertes.»
Al día siguiente, cuando la lluvia se calmó, las familias de Catarroja salieron de sus casas y miraron su pueblo cubierto de barro. Fue entonces cuando todos hicieron algo muy valiente: comenzaron a trabajar juntos para limpiar y reparar las calles y casas. Los vecinos se ayudaron unos a otros, compartieron escobas y cubos, y poco a poco fueron limpiando el barro.
Una tarde, mientras las familias se reunían para descansar después de un largo día de trabajo, el abuelo de Mateo les dijo: «Lo que estamos haciendo es muy importante. No es solo limpiar el barro. Estamos demostrando que, cuando las cosas se ponen difíciles, la gente se une y se cuida. Eso nos hace muy fuertes.» Mateo sonrió al escuchar a su abuelo. Entendió que, aunque el agua había traído una gran tormenta, también había hecho que el pueblo entero se uniera como nunca antes.
Con el paso de los días, el pueblo fue recuperando su color, y cada rincón de Catarroja volvió a brillar. Pero en el corazón de todos los vecinos, había algo nuevo: un sentimiento de orgullo y valentía, y el recuerdo de cómo, con la ayuda de cada familia y cada persona que vino de lejos, lograron superar la gran tormenta juntos. Y así, el pueblo de Catarroja siguió adelante, más fuerte y unido que nunca.